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"Soy un bicho de la tierra como cualquier ser humano, con cualidades y defectos, con errores y aciertos, -déjenme quedarme así- con mi memoria, ahora que yo soy. No quiero olvidar nada."



José Saramago

miércoles, 30 de enero de 2008

"20" POEMAS DE VÍCTOR QUEZADA


20.

*** Estos primeros cinco poemas son una selección del libro Veinte (Editorial independiente La Calle Passy 061. Santiago de Chile, 2004).



V


Un estremecimiento acá en la baja luz de los silencios… la cadencia de deseos siempre inútiles y conducentes al remuerdo sosegado en las yemas ágiles y atolondradas más Pero un temblor profundo llegado del carcajeo creído en la lejanía de un sonido de puertas y pasos cerrados al dominio ido de las noches
Y un caballo solo arrastrando delante el estupor del anciano por lo fementido que llevamos a cuestas en paseo eternamente perecible al desdén

Y ahora
Tan solo
Triste domo arácnido el sosiego en la penumbra



VI


Ahí van tressientos tresoros al continuo amor maldito de trementina: Árbol de san juan, madera de garcilaso profanada pues caemos al mar bendito y no al cielo, pues no hay aquí sino carne y magdalena, no hay sino estupro o estatuilla silenciada en la carnecita santa, nada más que huesos o sangre o bolsas de ella en horda Si pienso no hay aquí celeste que valga, no hay aquí madera de nada no hay sacrificios inútiles; aquí hay pedros que nieguen algún tomás que descrea mi mismo que rebánase las manos de tanto deseo, aquí hay reprimenda y represión, hay esposa y esposo que encuentran sosiego en las noches ¡ay noches oscuras que tanto mal me han hecho, ay san juan que me engañas el vientre, ay san juan que me mientes los humos! Nos mantuvieron la boca cerrada, nos ataron las lenguas el uno al otro, nos devanaron los mientes poco a poco cuando sosegados caímos olas que sinembargan, caímos fondos que abotagan Y tan felices... Y tan feliz que me quedo riendo y tal histeria que voy sufriendo… ¿Por qué no atrevo las pudicias, por qué pudicio el atrevimiento?
Aquí vienen tressientos tresoros


XIV


Veces me sentí trasteando por celestes montes ayudado en la caída risueña por materno féretro o capullo blanquecino mortajeante: sutil frescor verdeado si lo pienso y no imagino, si no ensucio o enaltezco el amorsuyo o de ella no existiendo, pero siempre allí presente en la memoria que no tuve y pedí silenciado en noches, amarilleando cada vez que fuera descontándome terneces Si no mancho y dejo vacías páginas –pues la dejé tirada a ella suelos cada vez más blancos llorando mi boca huida- allí debiera aún, al menos en el recuerdo o quizás ahora humeando pues el sol vuelve sincero la paciencia del ruedo, estar sintiendo no traidora la madera, al final del camino, cuando el celeste trocara noche por sus pálidas ansias de antaño



XV


Bien sé escribir que hubo y habrá viento que pintara verde allí donde rodar La caída como a la madre escribir o recordar que esta luz fue como la primera vista cuando saltara muertes no queriendo

El sol flamea fácil me ha sido otorgado
y el recuerdo silente volviendo Itaca un presente, lo mismo que el comienzo de esto
pues tengo dedos que cántanme ahogados en la sangre

Pero
-la adversación inclaudicable de los ojos-
Pero no ver puedo a los hombres pájaros que retozan abotagados los árboles, ya que tal vez me quedo en la sonrisa anciana solo, no pudiendo despegar el reflejo eterno del cuerpo descompuesto en la ventana, tirado Y si hablé de una luz, tengo que decir el histérico tormento del destierro carnal

Sin duda lamenta saber que todo es tan simple como el fornicio temblor en primavera



XVI


cada vez que me miro las manos siento verdadero temor de dios

Terminado el sueño tenté líneas por conseguirme los ojos Así la cuadratura de las puertas donde la luz indicara su existencia arrastrado hasta el celeste, y ahuyentado conseguí en la refriega la sinuosidad del cuerpo, el oscuro tiempo poseído en la pared Bañadas las manos me vi y quise atarme, entrelazarlas para quitar el temblor aprendido del anciano, para morder fuerte la garganta y ahogar una a una las monedas que no dejan de caer Todo sin saber las barreras del concreto, sin haber aprendido la independencia de las sombras o conocer que la muerte va escondida en cada uno de mis pasos, revolviéndose y mostrándose conseguida la luz, llamando como un gran animal tranquilo a mi paciencia desvestir el soslayo
Busqué tras la ceguera un poco de mi mismo, hilos con los que atar firme las manos, con los que poder ahogo simular tendido en las nostálgicas almohadas Pero me he visto perdido y desgraciado en la insolencia de los ojos, desesperado cuando las manos no atendieran escapando al desconsuelo, volviéndome al cuello cuando quisiera respirar, volviéndome a los dedos como sangre a punto de estallar en la pared, intentando la huida demasiado a tiempo –demasiado correcto como para poder volVer



Víctor Quezada. Nació el 23 de Octubre de 1983 en la ciudad de Antofagasta, Chile. Licenciado en Lengua y literatura hispánicas por la Universidad de Chile, cursado entre los años 2003-2006.
Participó de algunas publicaciones como Poetas del Desierto, Copiapó, Chile. Editorial La Cáfila. Asimismo, del número 6 de la revista española de poesía La Estafeta del Viento dedicado a la poesía chilena, revista a cargo del poeta Luis García Montero. En 2005, antologado en Geografía Poética. Universidad de Chile.
En diciembre de 2004 publica su primer libro de poesía titulado 20, Editorial La Calle Passy 061, Santiago de Chile.
Desde el año 2006 hasta la fecha, publica textos de crítica literaria para Proyecto de “Revista digital de crítica literaria La Calle Passy 061”.
http://lacallepassy061.blogspot.com
Ha participado de algunos talleres, encuentros y congresos como el taller de poesía “Códices”, a cargo del poeta y académico Andrés Morales (2004). Participó del Primer encuentro de poetas del norte. Copiapó (2004). También del primer y segundo encuentro de poetas jóvenes Poquita Fe. Santiago (2004 y 2006). En este último año, participación en el Primer Congreso de Poesía Chilena del Siglo XX. Universidad de Chile. Santiago. Año 2007, participación en las Jornadas Andinas de Literatura Latinoamericana Estudiantiles (Jalla-e), realizadas en Lima, Perú, por la Universidad Nacional de Educación, con una ponencia sobre el novelista chileno Mauricio Wacquez. Además de lecturas públicas de poesía y narrativa.
Ganó algunas becas como la Beca del Fondo del Libro y la Lectura, categoría de creación literaria, género novela, en el año 2004. Durante el 2007 participa del taller de la Fundación Pablo Neruda. Taller de poesía a cargo de los poetas Floridor Pérez y Jaime Quezada.

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